La Logia José Artigas. Una historia de oriente

Sillon del venerable maestro

La Logia José Artigas fue fundada el 19 de Junio de 1988 en Buenos Aires con el número 422 y es dependiente de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.

Surge del aunar, ilusiones y deseos, de muchos Hermanos Masones uruguayos y argentinos, con proyección de unidad latinoamericana, y con la propuesta de guiarse por pautas trazadas desde la Confederación Masónica Interamericana.

Tiene su domicilio en la Sede de la Gran Logia, Calle Presidente Juan D. Perón 1242 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Al tomar como nombre el del prócer Uruguayo José Artigas, afirma como concepto fundamental que el hombre es un sujeto con derechos inviolables, protagonista de su futuro y, como tal, defensor de la Libertad y Dignidad humana. Por lo tanto, sostiene que el hombre estará siempre por encima de las cosas, su ética por encima de la técnica y el espíritu por sobre la materia.

La Logia José Artigas trabaja por afianzar una sociedad masónica inserta en la sociedad profana, en donde la educación aparezca como una necesaria fraternidad, capaz de concretar el principio democrático de Igualdad de oportunidades y posibilidades para todos. Con este objetivo se propone lograr la formación de masones dispuestos para participar en el afianzamiento de la Democracia, el desarrollo social, cultural y económico del país y que puedan adoptar libremente una posición crítica frente a su propia realidad.

Esta logia sabe que la metodología de aprendizaje masónico no se reduce solamente a la interpretación de símbolos y rituales, sino que se dirige a inculcar en sus miembros, principios éticos y morales para poder volcarlos en favor de un estilo de vida democrático.

La Logia José Artigas, por tanto, basa sus trabajos en la Educación y la Cultura, columnas estas fundamentales para una sociedad de hombres libres y fraternos, y en pos de un mundo donde los seres humanos disfruten de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, como resultado de la Unión, la Justicia y la Paz Universal.
Las costas de Buenos Aires y Montevideo tienen en común la naturaleza del Río de la Plata que une a la República Argentina y la República Oriental del Uruguay.

Unidos por esa naturaleza, sus pueblos han sabido forjar, a partir del origen musical de sus inmigrantes, una música que habría de constituirse en sonido característico de principios del Siglo: LA DANZA DE LOS NEGROS.

En la raíz cultural común, las comparsas de los negros ejecutaban, llenando de alegría y con particular colorido, las fiestas ritualísticas del carnaval en las calles de Buenos Aires y Montevideo.

En el marco de ese acervo cultural compartido, el músico uruguayo Gerardo Matos Rodríguez escribe los compases de una música carnavalesca titulada “La Cumparsita”, que luego estrenaría el director de orquesta argentino Roberto Firpo. Años más tarde, los argentinos Pascual Contursi y Enrique P. Maroni le pusieron letra a esos acordes carnavalescos cuando su ritmo, reinterpretado en una nueva medición, se había transmutado al ritmo del “dos por cuatro” con que comenzaba a ejecutarse una nueva forma musical EL TANGO.

Nacía así para Argentina y Uruguay, como resultado de una herencia cultural de los inmigrantes que poblaron sus ciudades, un sonido y una composición (“La Cumparsita”) que le darían identidad propia a la música rioplatense, para sus pueblos y para el mundo, constituyéndose, por su fuerza expresiva y fuerte arraigo popular y urbano, en uno de los principales productos culturales del S. XX.

Como el Río de la Plata y la música, la Masonería une a argentinos y uruguayos en un interminable y fraterno devenir común.

consagración del masón

Discurso pronunciado por el Ex Presidente de nuestra Logia José Artigas, Don Aldo Miscione (fallecido) a quien le rendimos el merecido homenaje póstumo

Nuestras Logias vienen manteniendo una especial dedicación por fortalecer los lazos de unión que nos debemos entre Hermanos
Sin embargo, el logro de este tipo de encuentros no tiene como finalidad su concreción en sí, su objetivo final es el provecho que podamos extraer de ellos haciendo en cada una de estas ocasiones una nueva oportunidad para conocernos mejor y, al mismo tiempo, que sirva para reflexionar juntos sobre algunos aspectos de nuestra vida masónica y profana.
Hoy queremos enfatizar nuestro interés por articular un discurso que rescate el pensamiento de aquellos que supieron enlazar idealismo con acción.
La Logia José Artigas tiene algunas propuestas que quiere compartir con Uds. y estas están basadas en los ideales del pensamiento y acción artiguista que modestamente intentamos aplicar en nuestro proyecto como Logia
Habíamos pensado para esta ocasión respetar el pedido de no excedernos en el uso de la palabra.
Pero es que los principales pensadores y analistas de la actualidad nos hablan que desde el 11 de setiembre se estaría estableciendo un nuevo orden mundial.
Si quienes analizamos el pensamiento artiguista, sabemos y adheridos a su comportamiento ético, a su idea de igualdad y de lucha contra la pobreza, no podemos dejar de ver que detrás del ataque a Estados Unidos, está presente la falta de eticidad e igualdad en el mundo.
El profundo sacudón que significó el atentado terrorista del 11 de setiembre, nos obliga Hermanos a replantear el discurso y en torno a ello estructurar uno que articule nuestro pensamiento sobre la actualidad, moldeándolo con los ideales masónicos y artiguistas
Para nosotros el General Artigas es simplemente Don José Artigas. Al denominarlo así, coloquial y familiarmente, pretendemos rescatar, en primer lugar, toda la humildad que hacía de su personalidad un personaje querible por los más humildes y respetado por aquellos que ostentaban el poder político y económico.
A Don José Artigas es fácil conocerlo y entenderlo a través de sus frases, no a través de sus combates que mezclaron triunfos con derrotas, sino desde una forma de sentir, pensar y obrar que le permitió obtener tal vez, la más importantes de sus victorias: La de ganarle al tiempo por medio de la vigencia de sus ideales. A casi doscientos años de su gesta por la liberación de los pueblos del virreinato al yugo español y portugués, de su lucha contra las pretensiones inglesas y francesas y al centralismo porteño, la realidad de nuestros días nos obliga a recrear sus ideales ante la inconclusa tarea de independencia y soberanía.

Decía Don José Artigas:

“EN LO SUCESIVO SOLO SE VEA ENTRE NOSOTROS UNA GRAN FAMILIA”.

Nosotros la aspiramos para Latinoamérica, para los pueblos que integran el MERCOSUR en lo particular para la gran familia masónica.
Como integrantes de Logias que llevan el nombre de Don José Artigas tenemos la obligación moral, no sólo de conocer el significado de sus frases más sentidas, sino de internalizarlas en nuestras mentes como guía de un pensamiento político y de acción cívica individual.
Don José fue capaz de sostener sus principios morales y mantener una actitud éticamente inquebrantable y coherente con sus principios políticos, aún en sus momentos más desgraciados.
Como masones tenemos la obligación de rescatar el verdadero sentido de pertenencia a la Institución, y en estos momentos de angustia debe aflorar nuestro temple. Por eso la internalización de la ética masónica es un interminable y sutil proceso de formación personal.
La vida del masón debe ser un esfuerzo permanente por mantener el aplomo, aún en medio de las luchas que se atraviesan en su camino.

Decía Don José Artigas:

“NADA PODEMOS ESPERAR SI NO ES DE NOSOTROS MISMOS”

Para dar cuenta sobre la vigencia de su pensamiento, nos basta repasar el reclamo que por estos días se hacen las sociedades de América Latina, en donde la pobreza se ha globalizado al mismo tiempo que se ha profundizado la especulación financiera. En este contexto, resulta imprescindible que cada hermano se de cuenta que la incomprensión de estas realidades, cuya esencia es modificable, es incompatible con el significado de un Masón del S. XXI. La ignorancia deja al mandil solo, sin sentido. Así, sin el hombre que se produce en pensamiento y acción, aparece el Mandil sin Masón.
Como argentinos y ante el fenomenal despilfarro del patrimonio nacional, nos viene a la memoria otra frase de Don José Artigas:

“NO VENDERÉ EL RICO PATRIMONIO DE LOS ORIENTALES AL VIL PRECIO DE LA NECESIDAD”

La actual devaluación del concepto de independencia y de soberanía, hace impostergable que quienes nos esforzamos cotidianamente por formarnos bajo la tríada escencial de nuestra Institución brindemos nuestro aporte para lograr una igualdad social que iguale hacia arriba. Hagamos oír nuestra voz, enriquecida en los indelebles principios masónicos, en cuanta circunstancia sea posible: en nuestro Hogar, en nuestros ámbitos laborales, culturales, sociales, comenzando por la necesaria reflexión en nuestros propios Talleres.

piedra masonica tallada
Le decía Don José Artigas a su pueblo:

“YO NO SOY VENDIBLE NI QUIERO MAS PREMIO POR MI EMPEÑO, QUE VER LIBRE A MI NACIÓN”

En la profunda crisis moral, luego económica, luego social, que atraviesan países como la República Argentina, pensamos que son tiempos para exhibirnos, no sólo como libres pensadores, sino, fundamentalmente como personas atentas y preocupadas por el devenir de una sociedad que reclama a gritos por la única revolución pendiente: esa que los ciudadanos de nuestro país esperan y necesitan: LA REVOLUCIÓN ÉTICA EN LA ADMINISTRACIÓN DE LA COSA PÚBLICA, como instancia decisiva para promover la ética de la solidaridad en nuestras sociedades.

Porque la causa de Don José Artigas fue la causa de los desposeídos, resulta incompatible, además, que en nuestras Logias pase desapercibida la situación social. Desposeídos son nuestros dirigentes de ascendencia moral; desposeídos son aquellos excluidos del lazo que lo hacen un ser social.

Si algo debemos destacar de Don José Artigas fue su coherencia, su fe y su decidido interés por formar hombres libres y su no claudicación por un proyecto de pueblos libres.

¡¡Cómo llevar entonces su nombre y no ser consecuentes con sus ideales!!

¿Acaso no es la coherencia lo que debe amalgamar nuestra forma de sentir, pensar y obrar, para hacernos como verdaderos masones?

La Orden reclama el imperio de la eticidad en nuestras acciones, por lo cual la coherencia resulta así, un imperativo insoslayable que debemos priorizar y llevar como antorcha hacia la profanidad.

El S. XXI nos ha encontrado huérfanos de referentes morales. De pensadores que sean capaces de superar a su propio tiempo y derramen imaginación para resolver las crisis recurrentes de esta modernidad teñida de globalización.

Como libres pensadores, herederos de una Revolución Política generada hace más de dos siglos, tenemos la obligación moral también, de recrear junto al simbolismo de nuestros rituales, la idea de un pensamiento revolucionario que nos permita asemejar la realidad a una idea de Igualdad ante la ley, a una idea de Libertad como integrantes de pueblos libres y a una idea de Fraternidad como esencia de las mejores relaciones sociales, culturales y comerciales, en ese orden.

Supo decir Don José Artigas en las luchas por la libertad: “LA CAUSA DE LOS PUEBLOS NO ADMITE LA MENOR DEMORA”

“UNIDOS ÍNTIMAMENTE, LUCHEMOS CONTRA EL TIRANO QUE INTENTE PROFANAR NUESTROS MAS SAGRADOS DERECHOS”

Hablar hoy de globalización es hablar sobre la acción y efectos de la mundialización de los grandes holdings y empresas monopólicas.

El extraordinario proceso de extranjerización en los países del tercer mundo es atentatorio contra las propias identidades nacionales y constituye un formidable forjador de nuevas culturas basadas en el contraste entre unos pocos que acceden y se benefician con el fenómeno de la globalización, en desmedro de una mayoría cada vez más desprotegida, excluida y empobrecida.

Por estos días asistimos a la 1ra. Guerra posmoderna con una singular distinción: esta no se produce bajo formas históricas en donde se enfrentaban ejércitos convencionales. Hoy asistimos al nacimiento de una gran alianza política-militar enfrentada a un enemigo sin rostro, un enemigo difuso, fragmentario y letal.

Reducir el ataque a EE.UU. a la acción de unos pocos locos y sofisticados fundamentalistas, sería renunciar anticipadamente a la debida reflexión que debe merecernos el origen y naturaleza de un odio que ha sido capaz de concebir y ejecutar el más grande y sangriento atentado contra el paradigma de la invulnerabilidad estadounidense.

La complejidad que surge de esta primera y nueva forma de guerra, otorga al problema de la globalización un ingrediente cuya resolución exige mucho más que indignación y respuesta militar por el ataque a los símbolos más emblemáticos de la principal potencia económica y militar del mundo.

Tal vez ha llegado el momento en que surja una nueva conciencia internacional que denuncie e interrogue sobre la influencia que en este tipo de ataques al sistema tiene, el problema de la pobreza versus la hiperconcentración de riqueza.

Como toda crisis, los efectos negativos de la globalización nos plantea el desafío de aspirar y realizar una fraternidad universal basada en la ética de la solidaridad.

Nuestros ideales de igualdad parecen hoy más utópicos que en los tiempos en que Don José Artigas y los libertadores de América se proponían una fraterna y gran familia americana.

Por eso, la Masones debe proponerse globalizar la solidaridad como una especie de Revolución Ética a escala mundial, incluyendo a una justicia que preserve a la humanidad de los tiranos, de crímenes del pasado y del presente, y que sea capaz de promover los beneficios del avance científico y espiritual, en todas sus disciplinas, hacia los países en vías de desarrollo.

Hoy el Tirano tiene su identificación en el abstracto concepto de Mercado; pero es posible localizarlo también en nuestro interior, en nuestra ignorancia, en nuestros miedos, en nuestra falta de imaginación, en nuestra cuota de egoísmo y falta de solidaridad………………. en nuestra falta de compromiso con la causa de los pueblos como lo concebía Don José Artigas; o con lo que nosotros podríamos denominar: el sentido de pertenecer a una orden iniciática.

Sepamos los Masones luchar por nuestros ideales, comenzando por el principio: Hagamos realidad la eticidad entre nosotros y practiquemos de modo concreto la Fraternidad entre nuestros Talleres dándole cada vez más contenido al sentido de pertenencia a una Orden Iniciática.

Es que no estamos aquí solamente para brindar por la feliz idea de encontrarnos.
Estos encuentros deben representar una manera especial de forjarnos en el más puro ideal de la condición humana.

Vitro de masón calculando sobre mesa