“La luz no lucha contra la oscuridad. Cuando la luz se manifiesta, la oscuridad desaparece”
Hermes Trismegisto, figura central de la tradición hermética, nos lega con esta frase una enseñanza profunda y atemporal sobre la naturaleza de la luz y la oscuridad. Desde una perspectiva masónica, estas palabras resuenan con el simbolismo de la luz como conocimiento, virtud y verdad, y de la oscuridad como ignorancia, error y caos.
Dos estados, no opuestos
La frase de Hermes Trismegisto señala que la luz y la oscuridad no son fuerzas en conflicto, sino estados cuya relación es transformativa. La oscuridad no es más que la ausencia de luz, y esta última no necesita combatirla; su sola manifestación la disipa.
- El simbolismo masónico de la luz: En masonería, la luz es un símbolo primordial, representando el conocimiento y la verdad que iluminan el camino del iniciado. Cada grado masónico incrementa la luz recibida, guiando al masón hacia una comprensión más profunda de sí mismo y del universo.
- La oscuridad como estado inicial: El iniciado comienza en un estado de oscuridad, simbolizado por su ingreso al templo. Esta oscuridad no representa maldad, sino ignorancia; un estado que la luz transformará.
- La no-dualidad de luz y oscuridad: Al contrario de muchas interpretaciones maniqueas, la masonería no ve la oscuridad como un enemigo, sino como una oportunidad para trabajar y evolucionar. La oscuridad es el terreno sobre el cual la luz revela su poder transformador.
Luz como manifestación del conocimiento
En el proceso masónico, la luz es la fuerza que transforma al individuo. Este simbolismo refleja un principio hermético: cuando el conocimiento se revela, la ignorancia desaparece.
- El trabajo en la piedra bruta:
- El masón es una “piedra bruta” que debe ser trabajada y pulida. La luz del conocimiento actúa como una guía, permitiendo al iniciado discernir entre lo útil y lo superfluo.
- Este trabajo no es un enfrentamiento con la oscuridad, sino un esfuerzo por reemplazar la falta de forma por orden y belleza.
- El papel del aprendizaje:
- La luz representa también el proceso educativo, donde el masón adquiere herramientas para comprender y transformar el mundo.
- En la tradición hermética, “como es arriba, es abajo”, lo que implica que la iluminación interior refleja y transforma el universo exterior.
- El servicio al prójimo: La luz masónica no se busca solo para beneficio personal. El masón tiene el deber de irradiar esa luz hacia su entorno, guiando a otros y fomentando la fraternidad universal.
Un principio masónico
La idea de que la luz no necesita luchar contra la oscuridad es profundamente masónica. La masonería no aboga por el conflicto, sino por la construcción.
- La fuerza constructiva de la luz:
- En el ritual masónico, se hace un llamado constante a la armonía y al orden. La luz representa el esfuerzo por construir una sociedad más justa, basada en la razón y el conocimiento.
- La luz, al manifestarse, crea estructuras sólidas que dejan la oscuridad sin lugar donde habitar.
- La serenidad del progreso:
- La masonería enseña que el progreso espiritual y moral no es un campo de batalla, sino un camino de transformación serena.
- El masón debe enfrentarse a sus propias sombras no con confrontación, sino con el trabajo continuo de autoconocimiento y perfección.
- El rechazo a la violencia: Al igual que la luz disipa la oscuridad sin lucha, el masón debe buscar soluciones pacíficas y razonadas a los conflictos, actuando siempre como un pacificador.
Luz y oscuridad en el simbolismo hermético y masónico
La tradición hermética, de la cual proviene Hermes Trismegisto, influye en la masonería en múltiples niveles. Ambas tradiciones entienden la luz y la oscuridad como parte de un ciclo de transformación.
- La luz como revelación:
- En el hermetismo, la luz es la manifestación del conocimiento divino, una chispa del Gran Arquitecto del Universo que guía al iniciado hacia la unidad con lo trascendente.
- En la masonería, esta luz se revela gradualmente, a medida que el iniciado asciende por los grados y se acerca a la verdad universal.
- La oscuridad como preparación:
- Tanto en la tradición hermética como en la masónica, la oscuridad no es algo que deba ser temido, sino comprendido. Es un estado que precede a la iluminación.
- En la Cámara de Reflexión, el iniciado medita en soledad y oscuridad, confrontando sus miedos y limitaciones antes de recibir la luz.
- La unidad de los opuestos:
- Hermes Trismegisto nos enseña que la luz y la oscuridad son complementarias, unidas por la ley de correspondencia. Este principio guía al masón en su comprensión de los ciclos de la vida y la necesidad de equilibrio.
Ser portador de luz
El masón, como portador de luz, tiene la responsabilidad de manifestar el conocimiento y la virtud en su vida diaria. Esto no implica confrontación, sino influencia.
- La iluminación personal: El masón debe trabajar en sí mismo, transformando su ignorancia en conocimiento y sus defectos en virtudes. Este proceso es la base de toda iluminación auténtica.
- La iluminación social: La masonería enseña que el conocimiento y la virtud no son fines egoístas. El masón tiene el deber de irradiar la luz hacia su comunidad, promoviendo la justicia, la igualdad y la fraternidad.
- El rechazo a la lucha innecesaria: El masón entiende que la verdadera victoria no se logra por la fuerza, sino por el ejemplo. Al manifestar la luz en su propia vida, inspira a otros a buscar su propia iluminación.
La luz como principio masónico
La frase de Hermes Trismegisto encapsula uno de los principios fundamentales de la masonería: la luz no necesita combatir la oscuridad; su sola presencia la disipa. Esta enseñanza nos invita a reflexionar sobre el poder transformador del conocimiento y la virtud, y sobre nuestra responsabilidad de manifestarlos en el mundo.
“Para el masón, este principio no es solo una idea abstracta, sino una guía para la acción. Al trabajar en su iluminación personal y actuar como un faro para los demás, el masón contribuye a la construcción de un mundo donde la oscuridad no tiene cabida. La luz, en última instancia, no es una fuerza de lucha, sino de creación, y su manifestación es la mayor expresión de la vocación masónica”