Los Diez Mandamientos

“Los mandamientos fueron grabados en tablas de piedra, lo que simboliza su permanencia y carácter inmutable”

La revelación de los Diez Mandamientos a Moisés, narrada en los libros del Éxodo y Deuteronomio, es uno de los momentos más significativos en la tradición judeocristiana. Este evento no solo marcó el establecimiento de un código moral y espiritual para el pueblo de Israel, sino que, desde una perspectiva masónica, representa un profundo simbolismo acerca de la búsqueda de la verdad, la iluminación espiritual y el progreso de la humanidad.

La tradición sitúa este acontecimiento en el Monte Sinaí, un lugar cargado de simbolismo como punto de encuentro entre lo humano y lo divino. Antes de recibir los mandamientos, Moisés se encuentra con la presencia divina en un arbusto ardiente, un fenómeno descrito como un fuego que no consumía el arbusto Éxodo 3:2-5. Este evento inicial, que marcó la misión de Moisés, contiene un simbolismo que ha sido interpretado de diversas maneras:

Desde el punto de vista naturalista, algunos estudiosos sugieren que pudo tratarse de una planta conocida como “Dictamnus albus”, que libera aceites volátiles que pueden arder sin consumir la planta. Sin embargo, el enfoque espiritual y masónico lo ve como un símbolo de iluminación y transformación:

“El fuego representa la luz de la verdad divina que no destruye, sino que purifica y transforma”

Moisés se encontraba solo tanto en el momento del arbusto como en el Sinaí, lo que subraya la importancia de la introspección y el aislamiento para recibir la iluminación. Para el masón, la búsqueda de la verdad es un camino individual que requiere de introspección, disciplina y conexión con lo trascendental.

La elección del número diez para los mandamientos no es arbitraria. En las tradiciones místicas, el diez simboliza la totalidad y la perfección, reflejada también en las diez sefirot del árbol de la vida cabalístico. Este número conecta lo divino con lo terrenal, representando la culminación de un ciclo completo.

En el contexto mosaico, los Diez Mandamientos resumen los principios esenciales de la ley divina y humana, integrando deberes hacia Dios (los primeros cuatro) y hacia el prójimo (los seis restantes).

Para el masón, el número diez puede relacionarse con la perfección del trabajo y la finalización de la obra, un reflejo de la búsqueda del equilibrio entre lo espiritual y lo material.

Los Diez Mandamientos, un significado profundo 

  1. No tendrás dioses ajenos delante de mí

Afirma la unicidad de Dios, estableciendo un monoteísmo claro frente a las prácticas politeístas de la época. La visión masónica: Representa la fidelidad a la Verdad Suprema, recordando al masón que debe ser fiel a los ideales universales y rechazar las distracciones materiales o falsas creencias.

  1. “No te harás imagen ni ninguna semejanza”

Prohíbe la idolatría como forma de distorsionar la naturaleza de lo divino.  La masoneria nos enseña a evitar dogmatismos y a buscar la esencia de la verdad en lugar de aferrarse a formas o símbolos externos.

  1. No tomarás el nombre de Dios en vano

Resalta la importancia del respeto hacia lo sagrado.  La masonería subraya el uso consciente y respetuoso de la palabra, un principio central en la construcción del templo espiritual.

  1. Acuérdate del día de reposo para santificarlo

Establece un tiempo para la conexión espiritual. Para el masón representa la necesidad de reflexionar y meditar en la obra realizada, tanto en el plano espiritual como en el material.

  1. Honra a tu padre y a tu madre

Fomenta el respeto y la gratitud hacia quienes nos dieron la vida.  La Masonería lo interpreta como la reverencia hacia la tradición y los principios que nos guían en la construcción de un mundo mejor.

  1. No matarás

Valora la vida como don divino. La masonería exhorta a respetar la dignidad de toda vida humana, esencial en la fraternidad universal.

  1. No cometerás adulterio

Promueve la lealtad y la pureza en las relaciones humanas.  El masón aboga por la integridad y el honor en todos los aspectos de la vida.

  1. “No hurtarás”

Defiende la justicia y la propiedad.  El masón subraya el respeto mutuo y la honestidad como pilares de una sociedad armónica.

  1. No darás falso testimonio

Prohíbe el engaño y la calumnia.  Para el masón representa la importancia de la verdad como base del progreso humano.

  1. No codiciarás

Combate la envidia y el materialismo.  La masonería nos enseña a dominar los deseos egoístas para alcanzar la armonía interna y externa.

La Escritura y el Monte Sinaí 

Los mandamientos fueron grabados en tablas de piedra, lo que simboliza su permanencia y carácter inmutable. En masonería, la piedra representa la materia prima que debe ser trabajada para alcanzar la perfección. Las tablas del Sinaí pueden interpretarse como el recordatorio de que la verdad eterna debe ser integrada en el “templo interior” de cada individuo.

El Monte Sinaí, un lugar desolado y elevado, también tiene un significado masónico: representa la cima del conocimiento y la conexión con lo trascendental, un espacio que solo se alcanza mediante esfuerzo y disciplina personal.

Martin Buber, considera que la revelación del Sinaí es un momento de encuentro personal y colectivo con lo divino, destacando su carácter transformador.

Thomas Mann, en su obra “José y sus hermanos”, reflexiona sobre la importancia de los mandamientos como base de la civilización.

Albert Pike, subraya que los principios mosaicos representan verdades universales que trascienden las religiones y culturas.

Los Diez Mandamientos, revelados en la soledad y en un contexto cargado de simbolismo, no solo representan un código de conducta religiosa, sino que también pueden ser interpretados como un modelo universal de ética y espiritualidad. Desde la óptica masónica, estos principios trascienden su origen histórico, invitando a cada individuo a trabajar en la construcción de su propio templo interior, guiado por los ideales de verdad, justicia y armonía.