“Llamad, y se os abrirá”

La frase “Llamad, y se os abrirá” es una expresión profundamente simbólica que ha resonado en diversas tradiciones espirituales, filosóficas y esotéricas a lo largo de la historia. En un contexto masónico, esta frase adquiere una dimensión rica en significados, que invita a un análisis profundo, tanto desde el punto de vista simbólico como iniciático.

 

 

 

Origen y significado Bíblico

 

La frase “Llama y se te abrirá” proviene del Evangelio de Mateo (7:7-8), en el Sermón de la Montaña, donde Jesús dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. En este contexto, el versículo está vinculado a la fe y a la confianza en la providencia divina, sugiriendo que el esfuerzo y la persistencia en la búsqueda de la verdad espiritual serán recompensados.

 

 

 

 

Interpretación Masónica

 

En la Masonería, la frase adquiere una interpretación más amplia y esotérica, relacionada con el proceso de iniciación y la búsqueda del conocimiento. Aquí, “llamar” no se refiere simplemente a un acto físico, sino a un proceso interno de despertar espiritual y búsqueda de la verdad.

 

 

 

La puerta simbólica

 

La “puerta” en este contexto puede ser vista como un símbolo del umbral que separa el mundo profano del mundo sagrado, lo conocido de lo desconocido, lo visible de lo invisible. Para los masones, la “puerta” representa el portal a los Misterios, el acceso al conocimiento esotérico que está velado a los no iniciados. Esta puerta no se abre automáticamente; requiere un esfuerzo consciente por parte del individuo.

 

El acto de “llamar” es, por tanto, un símbolo de la voluntad activa del buscador de avanzar más allá de las limitaciones de la vida cotidiana y de penetrar en los misterios más profundos de la existencia. Este acto implica un deseo sincero y profundo de comprender los secretos de la naturaleza y de la humanidad, un anhelo por alcanzar la luz del conocimiento y la verdad.

 

 

 

El significado iniciático

 

En la Masonería, la iniciación es un proceso simbólico que representa la muerte del hombre viejo y el nacimiento del hombre nuevo, iluminado por la luz de la sabiduría. “Llamar” puede interpretarse como el primer paso de este proceso de transformación. El candidato que llama a la puerta del Templo masónico simboliza al buscador que, deseoso de acceder a un conocimiento superior, se acerca a la Orden para ser admitido en sus misterios.

La respuesta a la llamada, es decir, la apertura de la puerta, representa la aceptación del candidato por parte de la Orden y su ingreso en un camino de aprendizaje y autoconocimiento. Sin embargo, este proceso no termina con la simple apertura de la puerta. El verdadero trabajo comienza una vez que el candidato ha sido admitido en la Orden, cuando debe esforzarse continuamente por descifrar los símbolos y enseñanzas que se le presentan, y por aplicar estos conocimientos en su vida diaria.

 

 

 

El esfuerzo personal y la perseverancia

 

Llama y se te abrirá” también subraya la importancia del esfuerzo personal y la perseverancia en la búsqueda del conocimiento masónico. En la tradición masónica, el conocimiento no es algo que se concede gratuitamente; debe ser ganado a través del trabajo duro, la reflexión y la dedicación. La puerta no se abrirá simplemente porque se desea que se abra; debe ser golpeada, y se debe estar preparado para lo que se encuentra al otro lado.

 

Este concepto también está estrechamente relacionado con la noción de la “luz” en la Masonería. La luz simboliza el conocimiento, la verdad y la sabiduría, y es el objetivo final de la búsqueda masónica. Sin embargo, alcanzar esta luz requiere un esfuerzo continuo y un compromiso inquebrantable con la búsqueda de la verdad. El masón debe estar dispuesto a enfrentar desafíos, superar obstáculos y persistir en su búsqueda, incluso cuando el camino se vuelve difícil o incierto.

 

 

Reflexión filosófica y moral

 

Desde una perspectiva filosófica, la frase “Llama y se te abrirá” puede verse como una manifestación del principio de correspondencia, uno de los siete principios herméticos. Este principio sugiere que existe una correspondencia entre los diferentes planos de existencia, y que lo que sucede en un plano puede influir en los otros. “Llamar” puede interpretarse como un acto de voluntad y deseo en el plano físico o mental, que tiene el poder de abrir puertas en el plano espiritual o esotérico.

 

Además, la frase puede interpretarse como un recordatorio de la importancia de la intención y la actitud en la búsqueda del conocimiento. No basta con simplemente querer saber; se debe tener una disposición adecuada, un corazón puro y una mente abierta para recibir la verdad. En este sentido, la frase también tiene una dimensión moral: invita al buscador a examinar sus motivaciones, a purificar sus intenciones y a acercarse a la búsqueda del conocimiento con humildad y reverencia.

 

 

 

Simbolismo en el ritual masónico

 

En los rituales masónicos, la acción de llamar a la puerta del Templo es un acto cargado de simbolismo. Representa el deseo del candidato de ser admitido en la Orden, de dejar atrás el mundo profano y de entrar en un mundo de sabiduría y conocimiento. La respuesta a esta llamada, en forma de la apertura de la puerta, simboliza la acogida del candidato por parte de la Orden y su introducción a los Misterios.

 

Este acto también tiene un paralelo en el trabajo del masón ya iniciado. Cada grado masónico implica una nueva puerta que debe ser abierta, una nueva etapa de conocimiento que debe ser alcanzada. El masón, al igual que el candidato, debe seguir llamando a la puerta del conocimiento, esforzándose por avanzar en su comprensión y en su camino hacia la luz.

 

 

La frase “Llama y se te abrirá”  es mucho más que una simple exhortación a la perseverancia; es un símbolo profundo de la búsqueda espiritual y del proceso de iniciación en la Masonería. Nos recuerda que el conocimiento y la sabiduría no se conceden fácilmente, sino que deben ser buscados con esfuerzo, dedicación y pureza de intención. Para el masón, esta frase es una guía en su camino hacia la luz, una invitación a seguir llamando a las puertas del conocimiento, con la certeza de que, eventualmente, se abrirán para aquellos que buscan con sinceridad y determinación.