“El saber y la razón hablan, la ignorancia y el error gritan”
Esta poderosa frase resalta el contraste entre dos fuerzas esenciales en la vida humana: el conocimiento, guiado por la razón y la sabiduría, y la ignorancia, que, unida al error, genera caos y desarmonía. Desde una mirada masónica, esta dicotomía puede analizarse profundamente, ya que el Arte Real busca precisamente combatir la ignorancia mediante la iluminación del espíritu y la razón, forjando un equilibrio entre el saber y la acción.
La razón y el saber como principios constructivos
Para el masón, el conocimiento y la razón representan los cimientos de la construcción del templo interior. La frase sugiere que la sabiduría auténtica no necesita imponerse con gritos ni violencia, pues su fuerza radica en la claridad, la coherencia y la verdad. La razón “habla”, mientras que la ignorancia y el error, al no tener fundamento sólido, “gritan” para imponerse.
El saber cómo herramienta de construcción
El saber, dentro del simbolismo masónico, es la piedra pulida que, trabajada con las herramientas del compás y la escuadra, permite edificar un templo moral y espiritual digno. Este conocimiento no es meramente académico, sino que incluye la comprensión profunda de la naturaleza humana, la ética y la trascendencia.
La luz como metáfora del saber
En los rituales masónicos, la “luz” simboliza el conocimiento y la verdad. Cuando un iniciado solicita ser iluminado, está pidiendo superar la ignorancia y ser guiado por la razón. Así, el saber es el primer paso hacia la libertad y la plenitud. La razón, en la tradición masónica, es la capacidad de discernir entre lo verdadero y lo falso. Es la brújula que orienta al masón en su búsqueda de la verdad, permitiéndole avanzar con justicia y equidad.
La ignorancia y el error como fuerzas destructivas
En contraposición al saber y la razón, la ignorancia y el error representan los obstáculos que el masón debe superar en su camino hacia la perfección. Estos conceptos son símbolos de la piedra bruta, que requiere ser trabajada para eliminar sus asperezas y convertirla en un elemento útil para la construcción. La ignorancia, desde la visión masónica, es la ausencia de luz. Representa el estado inicial del ser humano, desconectado del conocimiento y la verdad.
La ignorancia “grita” porque carece de sustancia. Los gritos son un intento de compensar su vacío, de imponer por la fuerza lo que no puede sostenerse con argumentos. Esto contrasta con la serenidad del conocimiento, que no necesita estridencias para afirmarse.
El error, desde esta perspectiva, es el resultado de la ignorancia en acción. Representa un desvío del camino correcto, una construcción defectuosa basada en premisas falsas.
“Para el masón, corregir el error implica un acto de humildad y reconocimiento, aceptando que el perfeccionamiento es un proceso continuo”
Aunque el error puede ser destructivo, también es una oportunidad de aprendizaje. En este sentido, la Masonería enseña a sus iniciados a reflexionar sobre sus fallos, transformándolos en escalones hacia la sabiduría.
El masón no solo valora el saber cómo un objetivo, sino que lo combina con la acción. El conocimiento sin aplicación práctica carece de valor, y la acción sin guía de la razón puede llevar al error.
Uno de los principios fundamentales de la Masonería es la búsqueda de la armonía. Esto implica un equilibrio entre el saber, que ilumina, y la acción, que materializa. La ignorancia y el error, al generar caos, son los principales enemigos de esta armonía.
El masón utiliza las herramientas simbólicas, como el mazo y el cincel, para trabajar sobre sí mismo. Este trabajo es una metáfora del esfuerzo constante por superar la ignorancia y corregir los errores, guiado siempre por la razón y el conocimiento.
Desde una perspectiva más amplia, esta frase tiene profundas implicaciones filosóficas y sociales. La lucha entre el saber y la ignorancia no es solo individual, sino que se manifiesta en las dinámicas de las sociedades.
Para el masón, la ignorancia es vista como un obstáculo para la libertad. Una sociedad ignorante es más fácil de manipular y menos capaz de alcanzar la justicia y la igualdad.
“Por ello, los masones consideran la educación y el conocimiento como herramientas esenciales para el progreso social”
El error, cuando se convierte en dogma, da lugar al fanatismo, una forma de “grito” que busca imponerse mediante la fuerza en lugar de la razón. El masón, al promover la tolerancia y el diálogo, se opone firmemente a cualquier forma de extremismo que amenace la libertad de pensamiento. El masón, como portador de luz, tiene la responsabilidad de combatir la ignorancia y el error en su entorno.
“Esto no implica imponer su visión, sino actuar como guía, utilizando su conocimiento para inspirar y educar”
La frase “El saber y la razón hablan, la ignorancia y el error gritan” encapsula un principio esencial del pensamiento masónico: la lucha constante por la iluminación frente a las sombras de la ignorancia y el error. Para los masones, esta lucha no es solo personal, sino que tiene un impacto colectivo, contribuyendo al progreso y la armonía de la humanidad.
El saber y la razón, como fuentes de serenidad y claridad, nos invitan a construir con paciencia y propósito, mientras que la ignorancia y el error, en su estridencia, nos recuerdan los peligros de la desidia y el descuido. En última instancia, la Masonería enseña que el conocimiento no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para construir un mundo más justo, libre y armonioso, en el que la verdad, la belleza y la bondad prevalezcan.