La Manzana. La divina tentación de Newton

Newton y la manzana

Desde el lienzo del Edén hasta las pinceladas de las leyendas de Guillermo Tell y La Bella Durmiente, la manzana ha inspirado un tapiz artístico que se despliega a lo largo de las épocas, infundiendo significado en la trama cultural y mitológica de la humanidad.

Las representaciones artísticas del Edén, la manzana se convierte en el epicentro de la tentación. Pintores a lo largo de la historia han capturado la escena de Adán y Eva frente al fruto prohibido, infundiendo en sus obras la dualidad de la elección y la caída. La manzana se erige como un símbolo trascendental que cobra vida en lienzos y frescos.

La Manzana en el Arte

El arte ha inmortalizado la valentía de Guillermo Tell a lo largo de los siglos. Cuadros y esculturas representan el momento crucial en el que Tell, con arco en mano, enfrenta la tiranía. La manzana, suspendida en el aire, se convierte en el foco visual que encapsula la lucha contra la opresión, plasmada con maestría por artistas a lo largo del tiempo.

paramentos masonicos

En La Bella Durmiente, adquiere una nueva estética a través de la representación artística en libros y cuentos ilustrados. Artistas han capturado la escena del castillo encantado, donde la princesa yace en un sueño profundo. La manzana, ya sea en la mano de la durmiente o como un elemento mágico, se convierte en el foco visual que invita a la imaginación.

La Manzana en la Masonería y Newton:

Los masones ven a cada manzana un símbolo que se traduce en elementos visuales en logias y emblemas. El arte masónico refleja la riqueza simbólica de la manzana como portadora de conocimiento y resistencia.

Además, la historia de Newton y la manzana ha sido representada en numerosas obras artísticas, capturando el momento revelador de su comprensión de la gravedad.

En este tapiz artístico, la manzana se convierte en una musa que inspira a pintores, escultores y narradores visuales. A través de la creatividad humana, la manzana trasciende el papel de símbolo y se convierte en una obra de arte en sí misma. Este lienzo, tejido con manzanas, invita a explorar la riqueza de significados que ha adquirido en el arte a lo largo de los siglos, enriqueciendo las narrativas de resistencia, despertares y tentación.

La Manzana y la Serpiente en el Edén

La elección de la manzana como el fruto prohibido y la serpiente como la tentadora en el relato del Edén es más resultado de tradiciones posteriores y de interpretaciones artísticas y culturales que de las escrituras bíblicas en sí. La Biblia, de hecho, no especifica qué tipo de fruto era.

A lo largo de la historia, la manzana ha sido un símbolo recurrente de tentación y conocimiento prohibido. Esta asociación se puede rastrear hasta interpretaciones artísticas y culturales que eligieron la manzana como símbolo del fruto prohibido. En parte, la elección de la manzana podría deberse a su presencia en relatos mitológicos previos y en la cultura mediterránea antigua, donde la manzana estaba vinculada a la diosa de la discordia, Eris, en la mitología griega.

masones en la escalera

La elección de la serpiente como el elemento tentador en el Edén se deriva directamente de la descripción en la Biblia. En Génesis 3, una serpiente persuade a Eva para que coma del fruto prohibido. La serpiente, en la tradición bíblica, a menudo se asocia con engaño y astucia. Su papel en el Edén refleja la tentación y la ruptura de la armonía inicial entre la humanidad y Dios.

A lo largo de los siglos, artistas y escritores han contribuido a la popularización de la manzana y la serpiente como símbolos en la historia del Edén. Obras literarias y representaciones artísticas han amplificado estas imágenes, consolidando la manzana como el fruto prohibido y la serpiente como la tentadora en la imaginación colectiva. La elección de la manzana y la serpiente se ha arraigado en la cultura popular y se ha transmitido a lo largo de las generaciones. Esta representación se ha convertido en un elemento icónico en la comprensión cultural del relato del Edén.

Manzanas y la mitología

Estos elementos han llegado a simbolizar la tentación, la caída y la pérdida de la inocencia en la comprensión popular del relato bíblico.

Es un fruto que trasciende las barreras del tiempo y la cultura, ha tejido su propio mito a lo largo de las diversas tradiciones mitológicas, desempeñando roles que abarcan desde símbolos de tentación hasta portadores de conocimiento y transformación.

En la mitología griega, la manzana de oro es un emblema recurrente. En el mito de la “Manzana de la Discordia”, Eris, la diosa de la discordia, arroja una manzana dorada inscrita con la palabra “kallisti” (“para la más hermosa”) en la boda de Peleo y Tetis. Esta manzana desencadena la rivalidad entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita, llevando al juicio de Paris y, eventualmente, a la Guerra de Troya.

En la mitología nórdica, las manzanas desempeñan un papel vital en la inmortalidad. Las manzanas doradas de Idunn, diosa de la juventud, otorgan la eterna juventud a los dioses nórdicos. Su secuestro por parte de Thjazi, un gigante, lleva a una crisis en Asgard hasta que Loki interviene para recuperar las manzanas y restaurar la juventud de los dioses.

Manzanas mágicas y la transformación

En diversas culturas, la manzana se asocia con la inmortalidad y la transformación. Desde las manzanas doradas de la mitología hasta las manzanas mágicas presentes en cuentos de hadas, como la manzana envenenada en “Blancanieves” este fruto sigue siendo un puente entre lo mundano y lo mágico, ofreciendo la promesa de cambios radicales.

A través de los mitos, la manzana se revela como una protagonista en historias que exploran los aspectos fundamentales de la condición humana: la tentación, la discordia, la búsqueda de la inmortalidad y la transformación. Este viaje mitológico con la manzana revela la riqueza de significados que este modesto fruto ha acumulado a lo largo de las épocas, trascendiendo fronteras culturales y conectando hilos comunes en las narrativas míticas de la humanidad.