La masonería siempre ha expresado los principios de los nuevos iniciados de manera coherente. Desde el principio, se les enseña a expresarse y razonar correctamente. Para lograrlo, es necesario comprender una serie de principios que siempre requieren pensar antes de hablar. Aunque el don de la palabra puede ser innato en algunas personas, también se puede educar. Uno de los principios básicos para esta educación es simplemente reflexionar antes de expresarse y mantener coherencia en las ideas.
La lógica, un concepto fundamental en la masonería, tiene sus raíces en la antigua Grecia, con Aristóteles considerado por muchos como el padre de la lógica. Para comprenderla, primero debemos entender los pensamientos y razonamientos, aplicando reglas al sentido común. Cuando hablamos de lógica, podemos afirmar que “a + b es igual a c”, pero si sustituimos “b” por otra letra, como “x”, entonces el resultado será diferente. Esto es lo que normalmente se denomina lógica.
La lógica en la masonería
La lógica abarca una serie de circunstancias básicas para comprenderlo todo. A veces, damos por sentadas ciertas verdades evidentes, como que cuando está oscuro, es de noche. Sin embargo, es crucial comprender y aplicar estas ideas. En la masonería, se instruye a los aprendices y compañeros a utilizar la lógica en su expresión, consideraciones, pensamientos y discursos, así como en sus intervenciones.
No debemos olvidar que la lógica es la base para fundamentar los argumentos. Aunque no necesariamente mejora un argumento, al menos lo hace coherente. La lógica representa la justificación mental del pensamiento y es una ciencia formal que estudia el razonamiento humano para establecer criterios de verdad. A veces, utilizamos el adjetivo “lógico” sin pensar, y otras veces lo aplicamos correctamente. Sin embargo, esto no garantiza que siempre actuemos con lógica.
En la masonería, es relevante que la lógica prevalezca desde la Alfa hasta la Omega. Se utiliza para dotar de sentido común a todo lo que hacemos, razonamos y expresamos. En otras palabras, es tener una idea del buen juicio.
En ciertos momentos, se recurre a la lógica aristotélica. Sin embargo, lo que realmente se empleaba eran los silogismos, es decir, argumentos deductivamente válidos. A menudo utilizamos estas expresiones sin ser conscientes de ello. Por ejemplo, consideremos la afirmación: “Todos los hombres son mortales; todos los griegos son hombres; por lo tanto, todos los griegos son mortales”. Esto es lógico y sigue un razonamiento válido.
La lógica y el argumento
No obstante, debemos ser cautelosos con las falacias, que son argumentos engañosos o incorrectos. Por ejemplo, si afirmamos que “los perros corren y los hombres corren”, no podemos concluir que “todos los hombres son perros”. Esto no es lógico y representa una falacia.
En la masonería, es crucial utilizar palabras con definiciones precisas, ya que cualquier ambigüedad puede dar lugar a malentendidos. Debemos asegurarnos de que en nuestras logias, en nuestras expresiones y en nuestras comunicaciones no haya lugar para confusiones. Por lo tanto, la habilidad para argumentar es esencial para los masones. Para lograrlo, debemos emplear el “compás de la razón”, que no es otro que aplicar lógica a nuestras palabras y pensamientos.
Cuando no estamos seguros de algo, es preferible mantener el silencio. Al hacerlo, evitamos expresar ideas incorrectas, ya que la coherencia es fundamental en la masonería. La prudencia debe guiar nuestras intervenciones en la logia, permitiéndonos hablar con lógica en momentos determinados.