“La escalera de Jacob”

La Escalera de Jacob, descrita en el capítulo 28 del Génesis, es uno de los símbolos más enigmáticos y poderosos de la tradición bíblica. En la visión de Jacob, una escalera que conecta la tierra con el cielo se presenta como una representación de la conexión entre lo terrenal y lo divino, con ángeles que suben y bajan por ella. Este símbolo ha sido objeto de numerosas interpretaciones teológicas y esotéricas a lo largo de la historia. En la Masonería, la Escalera de Jacob se convierte en un emblema de la ascensión espiritual y moral, esencial para el progreso del masón en su camino hacia la perfección.

Este trabajo tiene como objetivo explorar el significado profundo de la Escalera de Jacob desde una mirada masónica, abordando su simbolismo, su relación con el progreso espiritual, y su conexión con los principios masónicos fundamentales.

 

El Texto Bíblico

En el Génesis 28:10-22, se relata que Jacob, hijo de Isaac y nieto de Abraham, está huyendo hacia Harán para escapar de la ira de su hermano Esaú, a quien ha engañado para obtener la bendición paterna. Durante su viaje, Jacob se detiene a descansar en un lugar llamado Luz. Al dormir, sueña con una escalera apoyada en la tierra, cuyo extremo superior alcanza el cielo. Ángeles de Dios suben y bajan por la escalera, y en lo alto, Dios mismo se presenta, renovando las promesas hechas a Abraham e Isaac, prometiendo a Jacob y a su descendencia la tierra sobre la que duerme y una progenie numerosa. Jacob, al despertar, se da cuenta de la santidad del lugar y lo nombra Betel, lo que significa “Casa de Dios”, y promete que, si Dios lo protege, el Señor será su Dios y ese lugar será Su casa.

 

Interpretación Masónica de la Escalera de Jacob

Dentro del simbolismo masónico, la Escalera de Jacob adquiere un significado especial, representando no solo la conexión entre el cielo y la tierra, sino también el camino de la virtud y la ascensión espiritual que todo masón debe recorrer. Este camino no es solo un proceso de aprendizaje y perfeccionamiento personal, sino una representación del progreso espiritual hacia una mayor comprensión del universo y del papel del ser humano en él.

 

La Escalera como Símbolo de Ascensión Espiritual

La escalera en el sueño de Jacob es un símbolo claro de ascensión. En la Masonería, esta imagen se asocia con el progreso que el masón debe hacer a lo largo de su vida, ascendiendo moral y espiritualmente, peldaño a peldaño, hacia un estado de mayor perfección. Cada peldaño de la escalera representa un grado de virtudes y conocimientos que el masón debe alcanzar para elevarse hacia el ideal masónico de la verdad, la sabiduría y la fraternidad.

 

Los Peldaños de la Escalera: Virtudes Masónicas

En la tradición masónica, la escalera de Jacob se asocia con diferentes virtudes que son fundamentales en el camino de un masón. Los primeros tres peldaños suelen representarse como Fe, Esperanza y Caridad, las cuales son consideradas las virtudes teologales y forman la base de la vida moral del masón.

 

  • Fe: La fe es la base de todo viaje espiritual. En el contexto masónico, esta fe no se limita a una creencia en lo divino, sino que se extiende a una fe en la capacidad humana para alcanzar la verdad y la sabiduría a través de la razón y la acción moral.

 

  • Esperanza: La esperanza es lo que impulsa al masón a continuar su búsqueda de la verdad y a no desanimarse ante las dificultades. Es la creencia en la posibilidad de alcanzar un estado de mayor perfección, tanto en esta vida como en la que sigue.

 

  • Caridad: La caridad es vista en la Masonería como la más elevada de las virtudes, manifestada en el amor y el servicio hacia los demás. Es a través de la caridad que el masón demuestra su compromiso con los principios de la fraternidad y la igualdad.

 

El Progreso Espiritual y la Perfección Masónica

La Escalera de Jacob en la Masonería no es solo un símbolo estático, sino un recordatorio del trabajo constante y el esfuerzo que requiere el progreso espiritual. El masón, al ascender por esta escalera simbólica, no solo adquiere conocimientos y sabiduría, sino que también se purifica y se perfecciona moralmente. Este proceso es visto como un camino hacia la unión con lo divino, simbolizado por la cima de la escalera, donde Dios se manifiesta a Jacob.

 

 

Los Ángeles como Guías Espirituales

Los ángeles que suben y bajan por la escalera en el sueño de Jacob son interpretados en la tradición masónica como representaciones de las fuerzas espirituales y morales que guían al masón en su camino. Estos ángeles simbolizan la interacción constante entre lo terrenal y lo divino, y la idea de que el progreso espiritual no es un camino solitario, sino que está acompañado y guiado por estas influencias superiores.

 

El Simbolismo de Betel: La Casa de Dios

Al despertar de su sueño, Jacob reconoce la santidad del lugar y lo llama Betel, “Casa de Dios”. En la Masonería, este concepto es central, ya que el Templo Masónico se considera un lugar sagrado donde el masón se conecta con lo divino. La construcción y el mantenimiento del Templo, tanto literal como simbólicamente, representan el esfuerzo continuo del masón por crear un espacio de perfección y santidad en su vida.

 

La Escalera de Jacob, como símbolo masónico, es un recordatorio poderoso del camino que todo masón debe recorrer en su búsqueda de la verdad y la sabiduría. Es un símbolo de la ascensión espiritual, del progreso moral, y de la constante interrelación entre lo humano y lo divino. A través de su trabajo en la Masonería, el masón sube por esta escalera simbólica, peldaño a peldaño, acercándose cada vez más a la perfección que representa la cima de la escalera, donde se encuentra con la divinidad.

 

 

En última instancia, la Escalera de Jacob no es solo un símbolo de la conexión entre el cielo y la tierra, sino una guía para el masón en su viaje hacia la iluminación y la comprensión del Gran Arquitecto del Universo. Este viaje es continuo y exige dedicación, disciplina y una fe inquebrantable en los principios que la Masonería promueve. A medida que el masón avanza, se transforma en un ser más consciente de su propósito y más capaz de contribuir al bienestar de la humanidad, ascendiendo así, no solo por la escalera de Jacob, sino también en su propio camino espiritual.