Especialmente los masones cristianos tienden a considerar la veracidad de los hechos que se relatan a continuación. Aquellos emancipados de la doctrina cristiana no abandonamos nuestra condición escéptica al evaluar la probabilidad de dichos acontecimientos, aunque es innegable que su pontificado marcó una primavera para la modernidad y sus políticas. Pero, ¿fue Juan XXIII un Papa masón? Veremos qué hay de cierto.
El 28 de octubre de 1958, hace medio siglo, el anciano patriarca de Venecia Angello Giuseppe Roncalli fue elegido Papa, tomando el nombre de Juan XXIII, sucediendo a Pío XII, criticado por su insensibilidad ante la persecución de los judíos por el nazismo, entre otras cuestiones.
A pesar de su aparente perfil conservador, Juan XXIII, según algunos, habría sido masón antes de llegar al papado. Esta supuesta afiliación masónica se especula que pudo haber facilitado transformaciones significativas en la Iglesia católica, pasando de la rigidez autoritaria al conciliarismo, del integrismo al compromiso con la historia, de la Contrarreforma a la reforma, y de la Cristiandad a la Modernidad. Se le atribuye haber puesto fin a cuatro siglos de Contrarreforma, abrazando la idea de la constante reforma de la Iglesia, inspirada en las propuestas de Lutero, que luego serían asumidas por el Concilio Vaticano II.
¿Juan XXIII un Papa masón?
Aunque no se han confirmado fuentes sobre si fue o no Juan XXIII un Papa masón, hay relatos no verificados que sugieren su iniciación en una Logia de París en 1935.
Además, se menciona que en 1960, Juan XXIII dio su aprobación para realizar estudios sobre las sociedades esotéricas e iniciáticas en relación con la Iglesia. Dos años después, durante el Concilio Vaticano II, se discutió la posición de la Iglesia hacia las sociedades secretas, incluida la Masonería, y se levantaron voces para modificar la postura de la Iglesia, eliminando el veto eclesiástico sobre la Masonería.
El pontificado de Juan XXIII marcó el inicio de una era de cambios profundos en la historia, especialmente en la década de los sesenta. Se caracterizó por la revolución cubana, la independencia de países europeos, la lucha por los derechos civiles, los movimientos de liberación en América Latina, la revolución estudiantil, la primavera de Praga y el diálogo cristiano-marxista. Estos cambios fueron impulsados por una filosofía de la esperanza, reflejada en las teologías de la secularización, revolución, esperanza y liberación.
Las reformas de Juan XXIII
Juan XXIII llevó a cabo una revolución dentro de la Iglesia católica, convocando el Vaticano II y recuperando la tradición democrática de los concilios medievales. Criticó las alianzas históricas entre el trono y el altar, abogando por un distanciamiento de las “profecías de calamidades” y denunciando la injerencia de las autoridades civiles en los Concilios ecuménicos. Adoptó la cultura de los derechos humanos en su encíclica Pacem in terris, publicada en 1963, dos meses antes de su fallecimiento.
Aunque la pertenencia masónica de Juan XXIII sigue siendo un misterio, su pontificado representó una primavera en la Iglesia católica después de siglos de estancamiento. Sin embargo, esta primavera fue efímera, y desde hace cuarenta años, la Iglesia ha experimentado una larga “invernada”. La pregunta persiste: ¿Cuándo surgirá un nuevo Juan XXIII? Quizás en alguna logia se esté gestando un futuro Papa que continuará el legado de Roncalli.30