A la estrella nocturna

¡Tú, ángel rubio de la noche,

ahora, mientras el sol descansa en las montañas, enciende

tu brillante tea de amor! ¡Ponte la radiante corona

y sonríe a nuestro lecho nocturno!

Sonríe a nuestros amores y, mientras corres los

azules cortinajes del cielo, siembra tu rocío plateado

sobre todas las flores que cierran sus dulces ojos

al oportuno sueño. Que tu viento occidental duerma en

l lago. Di el silencio con el fulgor de tus ojos

y lava el polvo con plata. Presto, prestísimo,

te retiras; y entonces ladra, rabioso, por doquier el lobo

y el león echa fuego por los ojos en la oscura selva. 

La lana de nuestras majadas se cubre con

tu sacro rocío; protégelas con tu favor.

 

 

El poema “A la estrella nocturna” de William Blake es un bello ejemplo de la lírica romántica, donde se entrelazan imágenes naturales y espirituales en un marco simbólico que invita a una reflexión profunda desde una perspectiva filosófica y masónica. A través de su estructura y lenguaje, Blake explora la relación entre lo humano y lo divino, la naturaleza y la espiritualidad, temas que resuenan tanto en el ámbito filosófico como en el contexto de la tradición masónica.

 

 

La noche como símbolo

 

La noche, en la poesía y la filosofía, a menudo representa el misterio, lo desconocido y el reino de lo espiritual. En este poema, la “estrella nocturna” es personificada como un “ángel rubio”, una figura celestial que ilumina la oscuridad y protege lo sagrado, como el lecho de amor y las flores que se cierran para dormir. La noche no es solo la ausencia de luz, sino un espacio de introspección y revelación, donde las fuerzas ocultas del universo operan en silencio.

 

Desde un punto de vista filosófico, la noche podría simbolizar la condición humana frente al enigma de la existencia. Blake sugiere que incluso en la oscuridad, hay guías y protectores, simbolizados por la estrella nocturna, que velan por nosotros. Esto se puede relacionar con la búsqueda del conocimiento y la verdad, conceptos que están en el corazón de muchas corrientes filosóficas, donde la luz representa la sabiduría y la oscuridad, la ignorancia.

 

 

La naturaleza y la espiritualidad

 

Blake, un visionario místico, vincula estrechamente la naturaleza con lo espiritual. La estrella nocturna es vista como una mediadora entre el cielo y la tierra, capaz de influir en los elementos naturales como el rocío, el viento y el lago. Esta personificación refleja una visión en la que la naturaleza está viva, dotada de un espíritu que participa en el orden cósmico.

 

El rocío plateado que la estrella siembra sobre las flores puede interpretarse como un símbolo de la purificación y la renovación espiritual. En este contexto, la naturaleza no es solo un escenario pasivo, sino un participante activo en el proceso espiritual del ser humano, que se sintoniza con el cosmos en un estado de armonía y equilibrio.

 

 

 

La luz y la oscuridad

 

En la tradición masónica, la luz es un símbolo central, representando el conocimiento, la verdad y la sabiduría. El “ángel rubio de la noche” que enciende su “brillante tea de amor” es una imagen poderosa que resuena con la idea masónica de que la luz puede surgir incluso en la oscuridad más profunda. La estrella nocturna, por lo tanto, puede interpretarse como un emblema del iniciado que, habiendo atravesado las pruebas de la oscuridad, emerge iluminado, listo para compartir esa luz con los demás.

 

La referencia a los “azules cortinajes del cielo” y el rocío plateado que la estrella distribuye puede verse como una alusión a los misterios y enseñanzas que se revelan a quienes están preparados para recibirlos. Así como la luz de la estrella toca las flores, la enseñanza masónica toca el alma del iniciado, purificándolo y preparándolo para mayores verdades.

 

 

La protección y la fraternidad

 

El poema también invoca la protección sobre las “majadas”, una metáfora que puede relacionarse con la fraternidad masónica, donde los hermanos cuidan y protegen mutuamente. El “sacro rocío” que cubre la lana de las majadas podría simbolizar las bendiciones y la protección que los hermanos se brindan entre sí, asegurando que el conocimiento y la verdad sean preservados y transmitidos.

 

El llamado a la estrella nocturna para que proteja con su favor a las majadas puede interpretarse como un reflejo de la idea masónica de que el conocimiento y la sabiduría no son fines en sí mismos, sino medios para el bienestar y la protección de la comunidad. En este sentido, la masonería se ve como una institución que, como la estrella nocturna, guía y protege a sus miembros a través de los desafíos de la vida.

 

El poema “A la estrella nocturna” de William Blake, cuando se examina desde una perspectiva filosófica y masónica, revela capas de significado que van más allá de su belleza superficial. Blake, con su profunda espiritualidad y simbolismo, invita al lector a contemplar la relación entre la luz y la oscuridad, la naturaleza y el espíritu, y el conocimiento y la protección.

 

Desde un enfoque masónico, el poema refleja las enseñanzas de la fraternidad, donde la luz (conocimiento) es fundamental para guiar al iniciado, y la protección y la fraternidad son esenciales para el bienestar de la comunidad. Blake, a través de su lírica, nos recuerda la importancia de buscar la verdad, de proteger a nuestros semejantes, y de encontrar luz incluso en los momentos más oscuros de la existencia.