A pesar de que en estas líneas trataremos de explicar el punto de vista masónico, es interesante leer por un momento una definición no-Masónica de la palabra, según el diccionario “Oxford”, se encuentran cuatro definiciones:
Caridad: (Derivado del latín “Carus”. Queridos.)
El amor cristiano de los hombres, de la comunidad.
La bondad, el afecto natural.
Sinceridad, la libertad de la censura, la imputación de buenas intenciones sobre la cooperación cuando sea posible.
La beneficencia, la liberalidad de las limosnas hacia los pobres, la limosna
Pero ¿Qué es la caridad masónica?
Se puede suponer que la palabra “Caridad” no significa exactamente lo mismo para todos los Masones. Cada uno puede tener una idea diferente de lo que significa para él. Para un masón, tal vez, sea un llamamiento al espíritu, a la palabra y la fascinación de la misma. Para otro, el aspecto financiero podría ser el más importante.
Sin embargo, no importa particularmente sus sentimientos sobre este tema, lo cierto es que ambos han entendido el concepto y la importancia de la “Caridad” desde el primer día en que se convirtieron en Masones. O tal vez incluso antes, cuando su proponente le habló de la masonería antes de presentarlo como candidato. En la información que se le permite dar a conocer a un no-masón interesado en unirse a nuestra Orden, por lo general se le menciona que la Masonería no es de ningún modo una compañía de seguros o una sociedad benéfica y que no se le concede un derecho a beneficiarse económicamente de la Orden.
Explicamos que, efectivamente, es todo lo contrario, la unión a la Orden es puramente altruista, y antes de que un hombre puede ser admitido en ella, debe entender que no prevé ningún beneficio pecuniario de su pertenencia, que la suscripción anual a una Logia no implica beneficio económico alguno.
La caridad entendida como amor al prójimo
También puede saber que los principios fundamentales de la masonería son: “Amor Fraternal, Socorro (o alivio) y Verdad”, y que desde la fundación de la Masonería en su forma actual, que se remonta a más de 300 años, Benevolencia y Caridad han sido dos de sus más espléndidos ornamentos, no de la Caridad en el sentido financiero de la palabra, sino de las distintas formas de Caridad que por ejemplo podemos encontrar en la Biblia.
El Amor al prójimo tiene su fuente en el derecho divino. Es, pues, la prueba del Amor de una Divinidad (cualquiera sea), y exige la entrega de sí mismo, el servicio, la ayuda.
También podemos explicarle al candidato que nos acercamos a la Masonería con el fin de ayudar a los demás, y, al hacerlo, disfrutamos de la sociedad de otros hombres de elevado carácter moral, actuando por ideas similares, y asociándonos con la intención de ser felices y comunicar felicidad a los demás.
La Masonería es sinónimo de tolerancia, amplitud de miras, generosidad, en definitiva, de la Caridad.
Sería inútil pensar en esta virtud y su logro como un mero acto dado por las donaciones de dinero a aquellos que son económicamente pobres, o lo necesitan.
La “Caridad”, el candidato que tan ardientemente imploró cultivar este acto, en este momento tan importante, y que, esperemos, cultivará durante el resto de su vida, tal vez sería mejor interpretada por la palabra “Compasión”, la Compasión Universal y la sensación de simpatía y Fraternidad con el, y a través de el, con toda la humanidad.
Esta definición incluye el Amor, que es el sinónimo habitual para la Caridad, pero que abarca incluso algo más.
En Latín, “Caridad”, – caritas – significa “carestía de vida”, la virtud masónica y el deber es el de la relación con todas las criaturas, con un espíritu de carestía de vida universal e imparcial, para dar toda la ayuda y compasión que un Masón pueda.
Dar materialmente es muy necesario en muchos casos, pero hay que tener en cuenta que esto está lejos de ser la única y más sabia forma de dar. Dar socorro mental y moral es dar alivio de un valor mucho mayor, porque logramos abrazar y aliviar mental y moralmente a nuestro beneficiario.
Todos los días el hombre ha estado recibiendo, naturalmente, de sus padres, de la sociedad, y se ha convertido en un ser humano independiente, seguro de sí mismo, acostumbrado y entrenado para asegurarse por sí mismo la vida, por su individualidad; pero el masón es un hombre que, por el hecho mismo de su búsqueda y su Iniciación, es impulsado por las fuerzas que dentro de sí mismo habitan, a ir más allá de la naturaleza y de someterse a una ley superior, el librepensamiento.
Y cuanto más se da, eventualmente más se recibirá a cambio, toda esa energía se conserva y, al igual que la expansión de las ondas del agua, vuelven a su fuente, enriquecidas por todos los contactos que ha hecho en su paso.
Por lo tanto, es aquí, en este punto, donde el Candidato es instruido sobre la Caridad, demostrándosele que ésta es la Piedra Fundacional, la Ley Fundacional de esta vida superior; que la Caridad tiene sus distintos grados, sus distintos niveles y puede ser ejercida de muchas maneras y en diferentes planos, de los cuales, el más alto es el que habitualmente deberemos practicar, esparciendo el Amor y siendo Compasivo con todos los seres.
La Caridad y la Masonería
Así, la Caridad real, surge del propio corazón e indica el amor fraternal y una sensación de bienestar a todos los hombres. En la creencia masónica en el G.:A.:D.:U.: y la hermandad del hombre, los instintos de beneficencia instalados en los masones ocupan un lugar muy importante. En nuestras ceremonias se nos enseña que la Masonería tiene una gran misión en el esfuerzo sublime y constante por parte de los miembros de nuestra Orden, para dar prueba viviente al mundo que los hombres son hermanos.
Las mejores definiciones son insuficientes.
Podemos decir que la Masonería es la comprensión, la tolerancia, el amor, la esperanza, la caridad y la reverencia, todos trabajando a través de hombres que creen en la nobleza y la fraternidad de la humanidad, en el destino que la divinidad ha hecho de los hombres y en el triunfo final del bien sobre el mal.
¿Qué queremos decir con la hermandad, y qué implica?
Esto significa dejar a un lado la idea principal de sí mismo y dejar de luchar solo para nuestro interés individual y el bienestar propio, debemos reconocer que los demás tienen derechos, así como nosotros mismos.
Cuando la fraternidad y la caridad sean un hecho consumado alrededor del mundo entero, entonces sí reinará el verdadero espíritu de la Masonería Universal y prevalecerá la humanidad en su camino a la perfección.
Si buscamos una definición justa de la palabra caridad, la respuesta está en la primera Lectura, y aquí está: “La caridad es el ornamento más brillante que pueden adornar nuestro camino masónico, es la mejor prueba, la más segura prueba de la sinceridad de nuestros valores.”
La Benevolencia, dictada por la caridad celestial, es un honor para la nación de donde surge, se nutre y florece.
Feliz es el hombre que ha sembrado en su seno, las semillas de la Benevolencia. Él no envidia a su vecino, perdona las heridas de los hombres, y trata de borrarlas de sus recuerdos.
Como conclusión, lo que guardamos para nosotros mismos, lo perdemos, pero lo que regalamos, lo que invertimos de nosotros mismos en otros, nunca se puede perder. Vive en ellos. Este espíritu, esta voluntad de invertir en el servicio de nuestro prójimo, es el que más que cualquier otra cosa nos hace hombres y masones dignos de ser recordados.