“Ver más allá de la belleza de una persona es descubrir el alma que la habita, donde reside la verdadera esencia que ni el tiempo ni las apariencias pueden borrar”
“La Bella y la Bestia” es un cuento popular francés cuya versión más conocida fue publicada por Jeanne-Marie Leprince de Beaumont en 1756. Narra la historia de Bella, una joven virtuosa y bondadosa que se sacrifica para salvar a su padre, quien es capturado por una Bestia mágica en un castillo. Bella acepta vivir con la Bestia como prisionera. Aunque al principio siente temor por su apariencia grotesca, con el tiempo descubre la bondad y nobleza de su corazón. Finalmente, al confesar su amor por él, la Bestia se transforma en un príncipe, revelándose que su estado monstruoso era el resultado de una maldición.
El cuento encierra varias moralejas: la importancia de ver más allá de las apariencias, el poder del amor y la virtud como cualidad transformadora.
Desde un enfoque masónico, “La Bella y la Bestia” puede interpretarse como una alegoría simbólica que refleja los procesos de transformación personal, el descubrimiento del verdadero yo y la búsqueda de la perfección moral. Cada personaje y situación puede analizarse como un símbolo relacionado con los principios y valores masónicos:
El relato presenta una dualidad evidente entre Bella, la figura de la virtud y la pureza, y la Bestia, una representación de la parte más instintiva, imperfecta y material del ser humano. En términos masónicos, esta dualidad puede asociarse al profano (la Bestia) y al iniciado (Bella), quienes emprenden un viaje simbólico hacia la iluminación y la perfección moral.
La transformación de la Bestia en príncipe simboliza el proceso de “pulir la piedra bruta”, uno de los conceptos centrales en la Masonería. Este acto representa el trabajo constante sobre uno mismo para superar las imperfecciones, eliminar los vicios y revelar la verdadera esencia del ser humano.
Bella se ofrece voluntariamente para ocupar el lugar de su padre en el castillo de la Bestia, un acto de amor y sacrificio que evoca la figura del iniciado que abandona el mundo profano para adentrarse en el templo de la sabiduría.
“Este sacrificio simboliza la renuncia a los apegos materiales y egoístas en busca de un propósito superior”
En la Masonería, el iniciado atraviesa pruebas que representan la muerte simbólica de sus defectos y el renacimiento de su conciencia iluminada. Bella, al enfrentarse a la Bestia, comienza un viaje transformador similar.
El castillo de la Bestia, aunque inicialmente es un lugar oscuro y temible, también es un espacio de revelación y aprendizaje. Es aquí donde Bella y la Bestia interactúan, descubriendo sus verdades interiores. El castillo puede interpretarse como un símbolo del templo masónico, un lugar donde se busca la luz y se enfrenta la oscuridad interna.
El papel del castillo como espacio de transformación resalta la idea masónica de que el aprendizaje y la perfección no ocurren en el exterior, sino en un espacio interno donde se trabaja la piedra bruta.
En el cuento, Bella es capaz de mirar más allá de la apariencia de la Bestia para descubrir su verdadera esencia. Este acto de discernimiento es fundamental en la filosofía masónica, que enseña a valorar las virtudes internas sobre las apariencias externas.
El lema masónico “Conócete a ti mismo” se refleja en el proceso de Bella al conocer a la Bestia. Su capacidad de ver la bondad detrás de la apariencia monstruosa simboliza la búsqueda de la esencia divina y trascendente en todos los seres humanos.
De lo profano a lo sagrado
El final del cuento, donde la Bestia se transforma en príncipe, puede interpretarse como el triunfo del espíritu sobre la materia. En la Masonería, este proceso se asemeja a la purificación de los metales (símbolo de las impurezas y defectos del alma) para alcanzar la verdadera luz.
La transformación de la Bestia no solo es física, sino espiritual, lo que resalta la importancia de la redención y el poder transformador del amor, entendido como un principio universal y trascendental.
la virtud y la sabiduría
Bella encarna los valores masónicos de virtud, bondad, amor al prójimo y sabiduría. Su rechazo a la superficialidad y su insistencia en el amor basado en la esencia y no en la apariencia hacen eco de los principios éticos y morales promovidos por la Masonería.
El viaje de Bella es una lección de cómo la perseverancia en los valores superiores lleva a la trascendencia y a la armonía universal.
“La Bella y la Bestia” es más que un cuento infantil; es una narración simbólica que, desde un enfoque masónico, refleja el viaje del alma hacia la perfección, el autoconocimiento y la redención. La dualidad entre Bella y la Bestia, el sacrificio, el castillo y la transformación final son elementos cargados de simbolismo que ilustran el trabajo masónico de “pulir la piedra bruta”
El mensaje central del cuento, que resalta el poder de la virtud y el amor para transformar lo imperfecto en perfecto, es un recordatorio de que la verdadera belleza reside en la esencia, y que la iluminación espiritual es alcanzable a través del trabajo interno, un principio fundamental tanto en la Masonería como en esta atemporal historia.