“La Iglesia Católica Apostólica Romana y su vinculo con los Masones”
La relación entre la Iglesia Católica Apostólica Romana y la masonería ha sido históricamente conflictiva, marcada por la excomunión de los masones y la condena de la institución por parte del papado.
Origen de la excomunión de los masones por la iglesia católica
La excomunión oficial de los masones por la Iglesia Católica tiene sus raíces en la bula papal “In Eminenti Apostolatus Specula”, emitida por el Papa Clemente XII en 1738. Este fue el primer documento eclesiástico que prohibía a los católicos unirse a las logias masónicas bajo pena de excomunión. La bula afirmaba que la masonería era peligrosa para la fe y la moral cristiana, y se condenaba por su carácter secreto y sus principios percibidos como incompatibles con el cristianismo.
La excomunión fue confirmada en varias ocasiones por diferentes papas, y en 1983, el Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica, bajo el Papa Juan Pablo II, reafirmó que la pertenencia a la masonería era incompatible con la fe católica, aunque sin mencionar explícitamente la excomunión.
¿Religión o Política?
A lo largo de la historia, la razón detrás de la excomunión ha sido objeto de debate. Existen elementos tanto religiosos como políticos en la decisión de la Iglesia de condenar a la masonería, lo que hace que el análisis sea complejo y multifacético.
Motivos Religiosos
Desde una perspectiva estrictamente religiosa, la Iglesia Católica siempre ha argumentado que los principios de la masonería son incompatibles con el cristianismo. Entre las principales preocupaciones religiosas destacan:
La Relativización de la Verdad Absoluta: La masonería se caracteriza por no imponer una doctrina religiosa específica a sus miembros. En cambio, promueve la búsqueda individual de la verdad y la práctica de la tolerancia hacia diferentes credos. Esto es visto por la Iglesia Católica como un desafío a su doctrina de la verdad absoluta, que sostiene que la fe cristiana es el único camino hacia la salvación.
El Deísmo y el Racionalismo: En el siglo XVIII, muchas logias masónicas adoptaron una visión deísta de Dios, que rechazaba la revelación divina y los dogmas establecidos por la Iglesia. El deísmo ve a Dios como un “Gran Arquitecto” que crea el universo, pero no interviene en los asuntos humanos. Este racionalismo, que enfatizaba la razón humana sobre la fe, fue percibido por la Iglesia como una amenaza para su autoridad y su misión evangelizadora.
Los Juramentos Secretos: La masonería es conocida por sus ritos iniciáticos y sus juramentos de secreto, lo que generó desconfianza en la Iglesia, que consideraba que la adhesión a principios secretos socavaba la transparencia moral y espiritual exigida a sus fieles.
Motivos Políticos
No obstante, los motivos políticos han sido igualmente significativos en la condena de la masonería. Desde su surgimiento en el siglo XVIII, la masonería ha promovido ideales de libertad, igualdad y fraternidad, valores que influyeron en movimientos revolucionarios que desafiaron el poder político y religioso establecido, como la Revolución Francesa.
El Anticlericalismo: En muchos países, especialmente en Europa, la masonería se asoció con movimientos anticlericales que promovían la separación entre la Iglesia y el Estado, y abogaban por la libertad de pensamiento y la disminución del poder de la Iglesia en la vida pública. Esto fue percibido como una amenaza directa a la influencia de la Iglesia Católica, que a menudo se encontraba aliada con las monarquías absolutistas de la época.
La Ilustración y la Revolución Francesa: La masonería fue vista como una fuerza impulsora de la Ilustración y, por extensión, de la Revolución Francesa, un evento que tuvo implicaciones profundamente anticlericales. La Revolución atacó los privilegios de la Iglesia, confiscó sus bienes y promovió un modelo de Estado laico. La masonería, al abrazar los ideales de la Ilustración, fue acusada por la Iglesia de ser cómplice en el debilitamiento de su autoridad.
Postura de otras religiones frente a la Masonería
Además de la Iglesia Católica, otras religiones y denominaciones cristianas han rechazado la masonería, aunque con diferentes argumentos.
El Protestantismo: Algunas iglesias protestantes, especialmente las más conservadoras, también han criticado a la masonería por su carácter esotérico y sus influencias deístas. Sin embargo, en general, el protestantismo ha sido más tolerante hacia los masones, y en países como Estados Unidos, muchos líderes protestantes han sido miembros de logias masónicas.
El Islam: En muchos países islámicos, la masonería ha sido vista como una organización subversiva con vínculos con el colonialismo y el sionismo. Algunos gobiernos de mayoría musulmana han prohibido la masonería por considerarla una amenaza a la estabilidad política o religiosa.
El Judaísmo: Históricamente, el judaísmo ha tenido una relación ambivalente con la masonería. Algunos judíos prominentes han sido masones, y las logias masónicas han promovido la tolerancia religiosa y la igualdad. Sin embargo, algunos sectores más conservadores del judaísmo han expresado su desconfianza hacia la masonería debido a sus elementos esotéricos.
Vínculos Históricos entre la Iglesia Católica y la Masonería
A pesar del conflicto entre la Iglesia y la masonería, ha habido vínculos históricos entre ambas instituciones. Esto es especialmente evidente en el papel que los masones desempeñaron en la construcción de las grandes catedrales europeas durante la Edad Media.
La masonería tiene sus raíces en las cofradías de constructores que erigieron las majestuosas catedrales góticas. Estos “masones operativos”, expertos en albañilería y arquitectura, desarrollaron una serie de conocimientos especializados y simbologías que luego serían incorporados en la masonería especulativa moderna. Estas cofradías trabajaban estrechamente con la Iglesia Católica, ya que las catedrales y los edificios religiosos eran encargos patrocinados por la jerarquía eclesiástica.
Sin embargo, a medida que la masonería evolucionó y se distanció de su origen como gremio de constructores, comenzaron a emerger tensiones con la Iglesia. Los ideales masónicos, que promovían el pensamiento libre y la independencia intelectual, fueron vistos como una amenaza para el poder y la influencia de la Iglesia.
Los Masones como constructores de las Grandes Catedrales
Los masones han sido históricamente identificados como los constructores de las grandes catedrales debido a su origen en las antiguas cofradías de albañiles. Estas cofradías medievales desarrollaron un profundo conocimiento técnico y simbólico que les permitió levantar algunas de las estructuras más imponentes de la historia humana.
La construcción de catedrales góticas, como Notre Dame en París o la Catedral de Chartres, requería un dominio avanzado de la geometría, la ingeniería y el simbolismo. Los masones operativos no solo construían los edificios físicos, sino que también transmitían a través de su trabajo una serie de significados espirituales y filosóficos. La catedral no era solo un lugar de culto, sino una manifestación física del cosmos y la divinidad, llena de simbolismo que resonaba tanto con la teología cristiana como con los conocimientos esotéricos de los constructores.
Con el tiempo, la masonería dejó de ser una organización de constructores y se transformó en una fraternidad especulativa dedicada al perfeccionamiento moral y espiritual. Sin embargo, el simbolismo de la construcción permanece central en la masonería especulativa, con conceptos como la “piedra bruta” y el “gran arquitecto del universo”, que reflejan sus raíces en la construcción física de catedrales y su evolución hacia la construcción de una “catedral interior” en el individuo.
Conclusión: La relación compleja entre la Iglesia Católica y la Masonería
La excomunión de los masones por parte de la Iglesia Católica se deriva de una combinación de factores religiosos y políticos, motivada por las diferencias ideológicas entre ambas instituciones y los cambios históricos que marcaron el siglo XVIII. Mientras la Iglesia veía en la masonería una amenaza para su autoridad espiritual y temporal, los masones abogaban por la libertad de pensamiento y la tolerancia religiosa, principios que desafiaban el dogmatismo y la hegemonía de la Iglesia.
El rechazo de la masonería no fue exclusivo del catolicismo, pero fue más severo en el contexto de la Iglesia Católica debido a su naturaleza jerárquica y su lucha por mantener el control sobre la espiritualidad de sus fieles. En contraste, la masonería evolucionó hacia un libre pensamiento