“La Columna Corintia”
La arquitectura clásica ha sido una fuente importante de simbolismo en la masonería, y los tres órdenes arquitectónicos griegos –dórico, jónico y corintio– ocupan un lugar destacado en el simbolismo masónico.
Origen y simbolismo de la columna Corintia
El orden corintio, el más decorativo y refinado de los órdenes arquitectónicos griegos, se desarrolló a partir del orden jónico en el siglo V a.C. La característica más distintiva del orden corintio es su capitel adornado con hojas de acanto, un símbolo de la naturaleza y la vida. Esta exuberante ornamentación sugiere no solo belleza estética, sino también un sentido de abundancia y perfección. Mientras que las columnas dóricas representan fuerza y las jónicas sabiduría, las corintias están asociadas a la belleza, un pilar esencial en el sistema simbólico masónico.
Dentro del contexto masónico, la belleza no es solo una cualidad superficial o externa, sino una expresión de armonía y perfección interna. La columna corintia, con su intrincada decoración, refleja este ideal de alcanzar una belleza que surge de la construcción armoniosa del carácter, donde cada acción y pensamiento están alineados con los principios de la virtud y la verdad.
La belleza como pilar fundamental en la masonería
La masonería enseña que la belleza, representada por la columna corintia, es uno de los tres pilares que sostienen la logia, junto con la sabiduría (columna jónica) y la fuerza (columna dórica). Estos pilares simbolizan las cualidades esenciales que el masón debe desarrollar para alcanzar su perfeccionamiento espiritual y moral. La belleza, en este sentido, no se refiere únicamente a la apariencia física, sino a la creación de una vida hermosa, caracterizada por acciones justas, pensamientos puros y relaciones armoniosas.
El masón busca la belleza en todo lo que hace, desde la perfección en su trabajo hasta la forma en que se relaciona con sus hermanos y con la sociedad. Al igual que los antiguos arquitectos griegos diseñaban sus templos para que fueran armoniosos y bellos en proporción y forma, el masón trabaja para construir su “templo interior” con las mismas cualidades. La columna corintia, con su diseño refinado y complejo, representa este ideal de belleza que surge de la dedicación y el esfuerzo consciente por alcanzar la excelencia en todos los aspectos de la vida.
El capitel de la columna Corintia: Una metáfora de crecimiento y perfección
El capitel corintio, adornado con hojas de acanto, tiene un profundo significado simbólico en la masonería. Las hojas de acanto, que son plantas perennes conocidas por su capacidad de crecer incluso en condiciones difíciles, representan la perseverancia y el crecimiento personal. Este símbolo recuerda al masón que el camino hacia la perfección no es fácil y que requiere esfuerzo continuo y dedicación. Sin embargo, al igual que las hojas de acanto florecen con elegancia, el masón que se dedica a su mejora personal y al servicio de la humanidad florece con belleza y dignidad.
En este sentido, la columna corintia es un recordatorio constante de que la verdadera belleza no es un estado fijo, sino un proceso continuo de crecimiento y evolución. El masón debe estar siempre dispuesto a pulir su carácter, a superar los desafíos y a perfeccionarse tanto a nivel espiritual como moral.
Este crecimiento no es únicamente personal, sino que también se refleja en su contribución a la logia y a la sociedad en general.
La columna Corintia en el Templo Masónico
La columna corintia tiene un lugar prominente en los templos masónicos, donde su presencia sirve como recordatorio de la importancia de la belleza y la perfección en la vida del masón. En muchas logias, la columna corintia se asocia con el puesto del oficial segundo, quien tiene la responsabilidad de supervisar el trabajo de los aprendicez masones. Este puesto es simbólico, ya que refleja el principio de que la belleza y la perfección son el resultado de un trabajo disciplinado y diligente.
En los templos masónicos, las tres columnas (dórica, jónica y corintia) también representan las tres edades del hombre: la juventud, la madurez y la vejez. La columna corintia, con su refinamiento y ornamentación, representa la vejez, la culminación de una vida dedicada a la búsqueda del conocimiento, la sabiduría y la belleza. En este sentido, la columna corintia simboliza el estado más elevado de perfección que el masón puede alcanzar a lo largo de su vida, un estado en el que ha logrado la armonía entre su vida interior y sus acciones exteriores.
La relación entre belleza y armonía en la filosofía masónica
Uno de los principios clave de la masonería es la búsqueda de la armonía. Esta armonía se manifiesta en la vida del masón como un equilibrio entre su mente, cuerpo y espíritu. La columna corintia, con su diseño armonioso y proporcionado, es una representación visual de este ideal. Para el masón, alcanzar la belleza no es solo una cuestión de estética externa, sino de crear una vida que esté en armonía con los principios universales de la verdad, la justicia y la fraternidad.
La búsqueda de la belleza, como se representa en la columna corintia, también está relacionada con la idea de creación. Al igual que un arquitecto construye un edificio hermoso, el masón es un “constructor” que trabaja en la edificación de su carácter y en la mejora de la sociedad. La belleza que busca el masón no es superficial, sino una expresión de la perfección interna que se manifiesta en cada aspecto de su vida.
Belleza intelectual y moral en la masonería
La belleza que simboliza la columna corintia también tiene una dimensión intelectual y moral. En la masonería, se enseña que el conocimiento y la sabiduría son esenciales para alcanzar la verdadera belleza. La búsqueda del conocimiento, la reflexión profunda y el cultivo de la virtud son elementos clave en el proceso de perfeccionamiento personal. La belleza no es simplemente el resultado de acciones externas, sino la culminación de un proceso interno de desarrollo intelectual y moral.
El masón, guiado por la columna corintia, debe buscar siempre la verdad y la justicia en todas sus acciones. Esta búsqueda de la belleza intelectual y moral se refleja en el compromiso del masón con el estudio, la reflexión y el servicio a los demás. Al igual que la columna corintia es un símbolo de perfección arquitectónica, el masón debe esforzarse por alcanzar una perfección personal y social que refleje los ideales de la fraternidad masónica.
“La columna corintia, con su riqueza ornamental y su simbolismo de belleza y perfección, ocupa un lugar central en el simbolismo masónico. Representa la culminación de un proceso de crecimiento espiritual y moral, un ideal al que los masones aspiran a lo largo de su vida. Al igual que los antiguos arquitectos buscaban la perfección en sus creaciones, el masón trabaja en la construcción de su “templo interior”, buscando siempre la armonía, la belleza y la verdad”.