Los nueve los círculos del Infierno en “La Divina Comedia”

Dante Alighieri, en su célebre obra “La Divina Comedia”, presenta una estructura jerárquica del Infierno, dividida en nueve círculos, cada uno destinado a un tipo específico de pecado y castigo. Esta división no es arbitraria, sino que está cargada de un profundo simbolismo, tanto numérico como filosófico, que refleja las concepciones medievales sobre el pecado, la justicia divina y el destino del alma.

 

El simbolismo del número 9

El número 9 ha sido históricamente reconocido como un número de gran significación simbólica en diversas tradiciones culturales, espirituales y esotéricas. En las matemáticas, el 9 es el último número de un solo dígito, representando así un punto de culminación o perfección antes de regresar al 1 (es decir, al comienzo de una nueva serie numérica). El número 9 es también el cuadrado de 3, otro número cargado de simbolismo, asociado con la trinidad, la armonía y la unidad en la diversidad.

En la filosofía platónica y neoplatónica, el número 9 está vinculado a la perfección cósmica y a la idea de un ciclo completo de evolución espiritual. En la tradición cristiana, el 9 simboliza la plenitud y el fin de un ciclo, y está asociado con los nueve coros de ángeles en el cielo, que contrastan con los nueve círculos del Infierno de Dante. Este paralelismo sugiere que Dante construye el Infierno como una especie de anti-estructura del Cielo, un reflejo distorsionado en el cual cada círculo representa un descenso progresivo hacia la degradación moral y espiritual.

 

El número 9 en la Masonería

En la Masonería, el número 9 también tiene un significado importante, especialmente en lo que respecta al simbolismo y los grados del rito escocés. En el contexto masónico, el 9 está relacionado con la búsqueda de la perfección espiritual y el viaje hacia la iluminación. A menudo, se asocia con la idea de “la luz”, ya que los masones buscan la verdad, la sabiduría y el conocimiento, que pueden alcanzarse tras un proceso de autoconocimiento y perfección moral. Este proceso tiene un paralelo interesante con los círculos del Infierno de Dante, que, aunque representan una decadencia en lugar de una ascensión, son también una manifestación de un viaje espiritual, pero hacia la oscuridad y la condenación.

 

Los círculos del Infierno y su simbolismo

En “La Divina Comedia”, el Infierno está dividido en nueve círculos, cada uno de los cuales está destinado a un tipo particular de pecado y castigo. La estructura del Infierno de Dante refleja una concepción jerárquica del pecado, basada en las enseñanzas morales de la época, especialmente en la doctrina de la teología escolástica y tomista, que clasificaba los pecados según su gravedad.

 

Primer Círculo: El Limbo 

El Limbo está reservado para aquellos que no han cometido pecados graves, pero que no fueron bautizados o que no conocieron la verdadera fe cristiana, como los paganos virtuosos. Este círculo es un lugar de tristeza eterna, pero sin tormento físico. Desde una perspectiva filosófica, este círculo plantea preguntas sobre la justicia divina y la moralidad natural. En el contexto masónico, podría verse como un símbolo de aquellos que, aunque moralmente rectos, no han encontrado la “luz” del conocimiento espiritual.

 

Segundo Círculo: Los Lujuriosos 

Aquí, los condenados son castigados por haber sido dominados por la lujuria en vida, girando eternamente en una tormenta incesante. Este círculo simboliza la incapacidad de controlar los impulsos carnales, algo que contrasta con la autodisciplina valorada tanto en la tradición filosófica clásica como en la Masonería. El control de las pasiones es fundamental para el crecimiento moral y espiritual.

 

Tercer Círculo: Los Glotones 

Los glotones son castigados en un lugar de suciedad, bajo una lluvia continua y pesada, simbolizando su degradación en vida por el deseo insaciable de placer material. En términos masónicos, este círculo podría verse como una advertencia sobre la importancia de moderar los deseos y controlar los apetitos, recordando la necesidad de equilibrio y medida en la búsqueda del placer.

 

Cuarto Círculo: Los Avaros y los Pródigos 

Los avaros y pródigos están condenados a empujar pesos enormes, chocando entre sí eternamente. Este castigo refleja el desequilibrio entre la codicia y el despilfarro. Filosóficamente, este círculo aborda la importancia de la templanza, una virtud central en el pensamiento aristotélico. Para los masones, este círculo podría representar la necesidad de equilibrar el deseo de riqueza con la generosidad y la sabiduría en el uso de los recursos.

 

Quinto Círculo: Los Airados y los Perezosos 

En las aguas fangosas del Estigio, los condenados son castigados por su ira o su pereza. Los airados se enfrentan violentamente, mientras que los perezosos yacen inmóviles, ahogándose en el fango. La Masonería enseña el valor de la diligencia y la autodisciplina, virtudes que contrastan con los vicios de la ira incontrolada y la pereza destructiva.

 

Sexto Círculo: Los Herejes 

Los herejes están condenados a yacer en tumbas ardientes. Este círculo refleja el pecado de la incredulidad y la obstinación en el error. Desde un punto de vista masónico, donde la búsqueda de la verdad y la sabiduría es primordial, este círculo podría verse como una advertencia contra el dogmatismo y la cerrazón mental, recordando la importancia de la tolerancia y la búsqueda del conocimiento.

 

Séptimo Círculo: Los Violentos 

El séptimo círculo se divide en tres anillos que castigan la violencia contra los demás, contra uno mismo y contra Dios (blasfemos). Este círculo refleja la gravedad de los actos violentos, tanto físicos como espirituales. En la filosofía masónica, la violencia es vista como una de las más graves faltas, pues va en contra de los principios de fraternidad y armonía.

 

Octavo Círculo: Los Fraudulentos 

Este círculo, conocido como el Malebolge, está destinado a aquellos que cometieron fraudes y engaños. Los condenados son castigados de diversas maneras, cada una acorde a la naturaleza de su engaño. La Masonería, con su énfasis en la integridad y la honestidad, condena el fraude y la deshonestidad, principios reflejados en la severidad de los castigos en este círculo.

 

Noveno Círculo: Los Traidores 

En el centro del Infierno, donde Lucifer está atrapado en hielo, se encuentran los traidores, aquellos que han cometido la más grave de las ofensas: la traición contra quienes confiaban en ellos. Este círculo refleja la gravedad del rompimiento de la confianza, algo que en la Masonería es uno de los principios fundamentales. La traición se considera una de las más graves faltas, pues destruye el lazo de fraternidad y confianza entre los hombres.

 

El viaje hacia la autoconciencia

Dante, en su viaje por los nueve círculos del Infierno, realiza no solo un recorrido físico, sino también espiritual y filosófico. Cada círculo representa una lección sobre la naturaleza del pecado y la justicia divina. En el contexto masónico, este viaje puede interpretarse como un viaje hacia la autoconciencia y la iluminación.

El “descenso” a los abismos del pecado puede entenderse como una etapa necesaria en el proceso de autoconocimiento, en el que el individuo reconoce sus propias debilidades y limitaciones para luego superarlas y alcanzar un mayor nivel de sabiduría y virtud.

La estructura de los nueve círculos del Infierno de Dante no es casual, sino que está cargada de un simbolismo profundo que refleja las concepciones medievales sobre el pecado, la justicia y la moral. El número 9, tanto en la tradición filosófica como en la masónica, representa la culminación de un ciclo y la perfección espiritual. Cada círculo del Infierno está diseñado para castigar un tipo específico de pecado, ofreciendo una lección moral sobre las consecuencias de las acciones humanas.