Independencia significa libertad y autonomía, y especialmente la de un Estado que no es tributario ni depende de otro.
Es una verdad de perogrullo entonces afirmar que siendo independiente se depende de uno mismo. Claro que la auto-dependencia conlleva necesariamente un ejercicio de responsabilidad, que si es significativo hablando de un individuo, lo es mucho más en el caso del Estado y la cosa pública.
El camino recorrido desde 1816 hasta nuestros días nos enseña que el desarrollo de la Nación no es lineal y han sido muchas las marchas y contramarchas, pero, no es en el análisis de los fragmentos donde encontraremos una respuesta sobre el real estado de nuestro crecimiento.
Las ideas evolucionan antes que la sociedad, pero de a poco, las teorías más ambiciosas en cuanto al desarrollo y la equidad social se van plasmando en movimientos que solo se perciben poniéndonos en una perspectiva histórica.
Alcanzado un objetivo, vamos por otro.
Lograr consenso sobre los cambios necesarios para la evolución requiere de diálogo, plausible ejercicio cívico que se respalda en el adecuado reparto de los poderes y el respeto de las garantías individuales. Ahí la primera razón por la que, desde estas líneas, marcamos constantemente la importancia del respeto por las instituciones de la República.
Hablar de independencia en un mundo en constante avance tecnológico requiere reformular constantemente los paradigmas. Los avances científicos no son accesibles a todo el mundo, por igual y sin un fondo ético que los controle, las brechas se agrandan constantemente y la ecualización, en cuanto a su alcance social, solo puede realizarse a través de políticas de estado sólidas, que pongan el bienestar del hombre por sobre todas las cosas. No podemos hablar de independencia sin haber cumplido primero con los hombres que componen nuestra sociedad.
Es en ese sentido, donde debemos hacer hincapié en fortalecer al que debe ser independiente, garantizándole en primer término la posibilidad de progreso a través del conocimiento, factor libertario por definición.
Hoy la riqueza está en el conocimiento, pero también existen factores como la energía y el agua que polarizan esa riqueza y condicionan el futuro de las naciones y, por supuesto, su independencia.
Surge entonces, necesariamente, la obligación de entender que la proclamación es el resultado de sacrificios dignos de admiración e ideales magnos, pero nada ocurriría, en cuanto a independencia se refiere, sin un adecuado ejercicio de las ideas, los valores y el progreso del hombre como individuo, en un universo que demanda una constante lucha por la justicia.
No hay naciones independientes con hombres sin libertad.
No hay hombres libres donde no existe la igualdad.
No hay igualdad, sin el impulso del sentimiento fraterno.
En cuanto a tiempos históricos se refiere, nuestra Independencia es muy joven.
Puede crecer y fortalecerse.
De nosotros depende.
Dr. Sergio H. Nunes
Ex Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.