El tema de la masonería y del oriente eterno a veces es bueno, aunque muchos evitan hablar de este desenlace del último de nuestra vida. La muerte del masón. No es ningún secreto que todos los que estamos en este mundo lo dejaremos de habitar tarde o temprano. En algún momento, en algún punto de nuestra existencia, dejaremos de respirar y nos convertiremos en un recuerdo para nuestras amistades, para nuestros hermanos, para nuestros amigos.
Como masones, una clase muy peculiar del ser humano que somos, tenemos que saber qué pasamos, en teoría, de la regla a la escuadra y de la escuadra al compás. Como individuos, tenemos que tener algunas concepciones masónicas. Ahora nos enfrentamos al hecho que en un momento determinado vamos a morir y que la tierra, o como nuestro refugio habitual que es la tierra, dejará de serlo y pasaremos a otro estadio.
El desenlace inevitable
Me pregunto cómo enfrenta un masón a la muerte, porque en realidad nos enfrentamos a la muerte, pero nunca pensamos en que va a llegar. Aunque vayamos trascendiendo nuestra edad, aunque vayamos sumando muchos años y más años, en realidad esta circunstancia es cruda y a veces, si no lo sabemos enfrentar, puede ser incluso devastadora.
La muerte hay que enfrentarla o pensarla como un pasaje hacia otra forma de vida y si la miramos de frente. Es decir, meditando sobre ella, nos hace comprender en la experiencia en que la muerte es casi idéntica a nuestro nacimiento, ya que se trata de un inicio de otra existencia y el paso de un nuevo estado de conciencia en el que también se experimenta. Se ve, se oye, se comprende y que quizás se ríe no solamente de nuestro nacimiento, sino después como iniciados, los que somos masones, a nuestra muerte y al mismo tiempo a un nuevo nacimiento. Pero llegaremos después al Oriente eterno, es decir, al final de nuestra existencia física.
A final de cuentas, el portal y su porvenir es el destino de algo cuyo crecimiento y esplendor no tiene límites. Significando lo anterior que para el masón, la muerte como fin material de todos los seres en el plano de la existencia material da origen al nacimiento de una nueva vida. Es decir, de una esencia espiritual que jamás desaparece y que además es susceptible de continuar progresando de conformidad con el nivel de los planos en cuyo medio se desarrollen nuestros esquemas.
La muerte del masón es, para René Guenón, por ejemplo, el libro de las apreciaciones sobre la iniciación, que nos confiere el entender la muerte en el sentido más general como un cambio de estado, cualquiera que sea y que a la vez es una muerte y un nacimiento según se considere, por un lado, o por el otro.
Muerte en relación con el estado antecedente del nacimiento y al mismo tiempo esta concepción que nos viene desde la iniciación masónica y que nunca debemos olvidar.